Desprendimiento de Vítreo

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Desprendimiento de Vítreo

El desprendimiento de vítreo posterior (DVP) es un “proceso degenerativo” caracterizado por la condensación de las fibrillas del gel vítreo y su licuación.

El desprendimiento de vítreo es un fenómeno normalmente benigno que en raras ocasiones se asocia con lesión en la retina (desgarro retiniano). Este desgarro puede evolucionar a un desprendimiento de retina, por lo que todo paciente con desprendimiento de vítreo agudo debe ser explorado por el oftalmólogo.

Los pacientes miopes, operados de catarata, con presencia de lesiones degenerativas en retina periférica o historia familiar de desprendimiento de retina son más propensos a éste. Si se presentan los siguientes síntomas se recomienda acudir urgentemente al oftalmólogo:

  • Aparición o aumento reciente brusco de moscas volantes (miodesopsias).
  • Aparición de relámpagos (fotopsias).
  • Aparición en campo visual de sombra que, desde la periferia del campo visual, aumenta progresivamente hacia el centro.
El tratamiento preventivo del desprendimiento de retina puede evitar la necesidad de cirugía en muchos pacientes. La remisión temprana es fundamental para evitar la progresión a desprendimiento.

El desprendimiento de vítreo posterior (DVP) es un “proceso degenerativo” caracterizado por la condensación de las fibrillas del gel vítreo y su licuación, y da lugar a una serie de cavitaciones en el interior del citado gel.

En el ojo del joven, el humor vítreo es un cuerpo homogéneo en estado de gel. Con el envejecimiento, el vítreo, como todo el cuerpo humano, tiende a deteriorarse. Va perdiendo el agua, por lo que su volumen disminuye. El vítreo está sujeto a la retina, pero al hacerse más pequeño, tiende a tirar de ésta para soltarse. El resultado es un desprendimiento.

Una fase inicial y previa de todo este proceso, es la degeneración fibrilar del vítreo en que las fibrillas de colágeno que lo conforman se agrupan formando especies de bandas visibles por el paciente y descritas como “pelos”, “pelusas”, “puntos” o “telas de araña” que flotan en el campo visual.

Esto es percibido por el paciente como la aparición brusca de una mancha oscura, de diversas formas, que flota frente a su campo visual (entopsia), generalmente distinta y más grande que las percibidas en la degeneración fibrilar.

En aquellas personas que sobrepasan los 65 años de edad este tipo de degeneración del gel vítreo es normal; tiene una frecuencia del 60% a esta edad y aumenta al 100% conforme lo hace la edad del sujeto y, en ocasiones, es un proceso lento que puede durar años.

No obstante, en los miopes el desprendimiento aparece a una edad más temprana, relacionado con el grado de miopía que presenten. Además, este proceso puede estar favorecido por la presencia de inflamaciones, traumatismos y cirugías intraoculares.

Un examen del fondo de ojo bajo dilatación farmacológica es esencial para descartar estas uniones y la consecuente enfermedad retiniana. El síntoma fundamental que debe alertar al paciente de una posible complicación del DVP es la aparición súbita de “destellos” o “fogonazos” (fotopsias) que puede traducir la existencia de un desgarro o agujero retiniano por donde pueda migrar el vítreo líquido, disecando la retina sensorial en su unión con el epitelio pigmentario y provocando un desprendimiento de retina.
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